Cada cabeza es un mundo, aquí dejo un trozo del mío...

lunes, 13 de diciembre de 2010

Carta a mi mejor amiga:

¿Sabes? Al principio ni siquiera había pensado en escribir esto, ni pasó por mi mente si soy honesta, pero entonces me puse a pensar en todo lo que hemos pasado juntas y me di cuenta de que era absolutamente necesario al menos una carta para decírtelo todo.


Entonces volví a darme cuenta de algo ¿Decirte qué? Lo mucho que te amo, que siempre serás indispensable en mi vida, que aunque no lo demuestre eres la persona más importante en el mundo para, que nunca cambies, todas esas cosas ya se han dicho antes, tú mereces mucho más, tú mereces algo mejor de lo que yo jamás podría darte.

Mereces el universo entero con todas sus maravillas, mereces la canción más hermosa, el mejor libro, lo mejor del mundo, porque para mí tú eres la mejor del mundo.

No hay un instante de mi vida en que no haya contado contigo, siempre has estado para mí cuando lo único que hago es llorar, así sea por tontas razones, estás cuando mi mal humor no me deja ni soportarme a mí misma, cuando se me sube el adolescente y me siento la única en el mundo y que nadie me comprende tú me demuestras que todos pasamos por aquí, que cuando tocamos fondo lo único que queda es subir, has estado para mí también en mis mejores momentos, la compañera invariable de mis logros.

Soy egoísta, guardándome a esta maravillosa persona para mí, pero no puedo evitar hacerlo, no puedo evitar quererte para mí sola.

Me has enseñado tanto que no se cómo agradecerte, desde las cosas más básicas hasta cómo ser una mejor persona.

Y sin embargo, a pesar de todas estas cosas buenas a veces me pides perdón, perdón por equivocarte, perdón por no ser perfecta hace muchos años, y siempre te digo lo mismo no hay de que disculparse, porque gracias a ese error estoy aquí, gracias a ese error soy quién soy, pero más importante aún, gracias a ese error estamos juntas y soy incapaz de imaginarme la vida de una manera distinta, con sus altos y bajos, las peleas, las lágrimas, las risas y el amor.

Así ha sido hasta ahora y espero que sea así siempre, tú y yo, juntas, sin importar el tiempo ni la distancia, sin importar nada, porque para mí tú eres todo, mi mejor amiga, mi profesora, mi compañera, mi mamá.

Te amo mami.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Tu Recuerdo


-Entonces… ¿Esto es todo?- me preguntó con voz ahogada, yo solo abrí la puerta y lo invité a pasar delante de mí… Allí, al otro lado de la puerta no había más que oscuridad y un abismo de olvido, se acercó cuidadoso a ese abismo y se asomó a él, tal vez adivinando la inevitabilidad de su destino.- ¿Esto es todo?- repitió después de tragar saliva, me miró con una desesperación refleja a la mía.


-Sí…- mi voz sonó más segura de lo que me sentía, he ahí el beneficio de los monosílabos. Se acercó a mí con paso indeciso, algo extraño en él, ya que ni siquiera es corpóreo, no es una persona, es más bien como una presencia, tu presencia, nuestras memorias condensadas que mi desesperación por no dejarte ir hicieron casi palpable, ¿es esto acaso una señal de demencia? y entonces me acarició el rostro con recuerdos, o como el recuerdo de un sueño, un sueño en el que yo aún significaba algo para ti, tomo mi mano entre las suyas y me miró aterrado a los ojos mientras la primera lágrima caía por mi mejilla.

-¿Esto es lo que quieres?- me preguntó, sabiendo de antemano cuál era la verdad, quise mentirle, quise decirle que sí, que no había nada que ansiará más que deshacerme de él para siempre.

-Sabes que no…- le dije sonriendo con amargura mientras soltaba mi mano de su agarre.- sabes que esto me duele incluso más que a ti…- él lo sabía y sé que tú también lo sabes, después de todo… Él es parte de ti, así como es parte de mí. De repente en mi mente surgió una duda.

-¿Le dolerá?- le pregunté a él, pero no, eso no era lo que quería saber.- ¿Lo sentirá siquiera?- pregunté ahora dándole una mirada desesperada semejante a la que él me había regalado instantes antes, ahora fue su turno de mirarme con compasión… Sabiendo que me refería a ti.

-No…Yo no…- balbuceo un poco antes de darme una respuesta directa.- No sabría decírtelo.- suspiró. Cerré los ojos mientras dejaba más lágrimas correr, mientras comprendía que este realmente era el final, que aquí acababa todo el camino que recorrimos los tres.

Como si fuese una enfermedad contagiosa lo sentí sollozar junto a mí, y en una mala imitación de una coordinada danza nos movimos al mismo tiempo, nos acercamos y lloramos, lloramos por mí, lloramos por él, pero sobre todo lloramos por ti, por lo incierto de tu destino.

Ambos sabríamos que después de esto, yo saldría de allí, cerraría la puerta con llave y arrojaría esa llave lejos, dónde nunca pudiese encontrarla nadie, ni siquiera yo misma.

Él se quedaría para siempre al otro lado de la puerta, no había mucho que discutir ni especular al respecto, ambos sabíamos que ese era su destino, oscuridad y olvido, nada más.

Lloré con más nervio mientras él me apretaba fuerte y mojaba el hombro de mi camisa, ambos pensando lo mismo, ambos temiendo lo mismo. Temiendo por ti, por lo que sería de ti sin mí, por lo que sería de ti sin él, preocupándonos, lamentándonos, sintiéndonos culpables por no haber podido hacer más.

No sé si pasaron horas o solo minutos, allí el tiempo es algo difícil de definir, pero finalmente nos separamos, él tembloroso y aterrado, y yo queriendo limpiar mis lágrimas, pero de nada servía porque estas seguían brotando sin control.

Nos miramos una vez más, yo ya sin fuerzas y él con convicción, asintió en mi dirección y dándome la espalda comenzó a caminar hacia el abismo, casi en el borde se giró y compartimos una última mirada cargada de sentimientos que no queríamos traer a flote.

Con un suspiro, él hizo su último acto de valentía, saltando a ese abismo de oscuridad y olvido… Sobre todo olvido.

En un arrebato de arrepentimiento corrí y me arrodillé junto al abismo, tal vez tratando de verlo por última vez, tal vez tratando de verte a ti, tal vez esperaba oír su último grito desesperado, pero nada de eso llegó.

Pero en cambio otras cosas llegaron, llegó el eco de tu voz, de tu risa que aunque molesta era querida para mí, llegó el eco de millones de sentimientos, cariño, confianza, amistad y muchos, muchos más ecos me golpearon de repente, cada uno de ellos más doloroso que el anterior, tan súbito cómo había comenzado terminó, el eco desapareció y ahora no puedo recordar si ese eco fue real o solo parte de mi trastornada imaginación.

Una última lágrima calló de mi barbilla y se perdió en el abismo como él, como tu recuerdo. Me apresuré a salir de esa habitación, no muy segura ya de por qué me causaba tanto terror, cerré la puerta y pasé la llave, algo me impulsó a tirar la llave lejos, como si fuese algo peligroso, como si lo que estuviese al otro lado de la puerta pudiese hacerme daño, me giré para no ver dónde caía la llave y así no tener la tentación de recuperarla en algún momento.

Me alejé de allí sin mirar atrás, me alejé de ti, de tu recuerdo, del olvido, del abismo y la oscuridad con el terrible sentimiento de que dejaba algo importante atrás, pero con la certeza de nada bueno me traería recuperarlo.

domingo, 1 de agosto de 2010

El último Telón


La vida es una obra de teatro, una obra improvisada, que viene sin libretos ni ensayos, ni mucho menos podemos contar con manual de instrucciones.


Esta obra puede ser un absurdo, puede ser una comedia o un drama, todo depende de nosotros, los actores principales. De nosotros, que podemos decidir dirigir nuestra propia obra, o que otros la dirijan a su conveniencia.

Queda de nuestra parte, si será inspiración para futuras obras o si pasará sin pena ni gloria.

Queda de nosotros, actores, protagonistas y directores de cada una de nuestras obras, el presentar una actuación estelar para que el público tenga algo que aplaudir cuando caiga el último telón.

lunes, 12 de julio de 2010

Dear Daddy


Dear Daddy:

Hay tanto que quiero decir, que no creo que esta carta sea suficiente para expresarlo todo.

Yo hasta hace poco estaba algo resentida ¿Sabes?, pero no contigo con otros, por dejarme, por nunca preocuparse por mí, por no crecer ni asumir lo que un hijo representaba, por querer aferrarse a una vida de desprendimiento y sin ninguna responsabilidad que nada de bueno debe tener. Pero ahora, que me considero más madura y con mayor capacidad de análisis, me doy cuenta que no perdí absolutamente nada, de hecho sin él conseguí algo mucho mejor, te conseguí a ti. ¿Qué más puedo pedir? ¿Qué más puedo querer? SI tengo personas que me aman a mi alrededor y una familia envidiable, no necesito nada más, tengo todo lo necesario para hacer lo que quiera de mi vida.

Y te agradezco por eso, por quererme, por estar aquí siempre, de una u otra manera, por aceptarme con todas mis cosas malas y por amar las buenas, por aceptar la responsabilidad que otros no supieron cumplir y por sobre todo, por aceptarla con amor, porque gracias a ti ahora sé que no hacen falta lazos de sangre ni compartir un apellido para considerar a alguien parte de tu familia, para que roben un pedacito de tu corazón para siempre.

Dear Daddy, hay tantos momentos maravillosos pasados juntos, tantas dificultades que hemos cruzado, tanto por vivir, que a veces me siento abrumada, pero sé que teniéndote aquí, conmigo, nunca nada malo me pasará, porque tú no dejarás que me hagan daño, y aunque hay personas que me han herido y sé que te desagradan por ello, no las dejes llegar a ti, porque me hicieron un favor, al alejarse de mí dejaron de detenerme y desde entonces todo ha sido mejor.
    
Dear Daddy, te quiero tanto y estoy tan acostumbrada a ti, que ya nadie jamás podrá ocupar tú lugar, ni siquiera compartirlo, porque eres único para mi, siempre lo serás.

Dear Daddy, te quiero, de verdad.

jueves, 1 de julio de 2010

Difícil

Nunca nadie dijo que la vida sería fácil, realmente nunca he esperado que lo sea, siempre creí que la llevaba bien, pero hoy me di cuenta que hay cosas que me superan, cosas que me cuesta asimilar, cosas que son sencillamente... difíciles.

Es dífícil comenzar algo desde cero, es difícil dejar algo que amas atrás, es difícíl hacer las cosas bien, es difícil aceptar cuando haces mal, es difícil no tener miedo, es difícil superarlos, es difícil dar consejos, es difícil tomarlos... Pero hay ciertas cosas que me hacen cada vez un peso más grande sobre los hombros, que me hacen más trabajoso respirar.

Es difícil cuando alguien a quien quieres se lastima a si mismo.
Es difícil guardar un secreto que no te pertence.
Es difícil darse cuenta que alguien no quiere tu ayuda.
Es difícil darse cuenta que es más fácil perder a alguien que decir "Te quiero".
Es difícil no ver que tu personas más cercanas se separan,que el amor se cae a pedazos.
Es difícil necesitar algo que nadie está dispuesto a dar.

Pero por encima de todas las cosas, es difícil de aceptar que quien te importa nunca se ha preocupado por ti.

domingo, 6 de junio de 2010

No saber


Lo peor de querer a alguien no es que sea la persona indicada para ti, pero tú no la correcta para él. Tampoco es que no lo seas, porque igualmente lo quieres.
No es estar con alguien queriendo a otra persona.
No es perder oportunidades
Lo peor no es quedarte con el "Si yo hubiera..."
No, todo eso es relativamente fácil de llevar comparado con el no saber.

No saber cuando la amistad dejó de ser suficiente. No saber si ese "Quería verte" significa para él la mitad de lo que significa para tí, si su sonrisa ilumina el día de alguien más como lo hace con el tuyo, si un simple saludo de alguien más le alegra el día como a tí te lo alegra el suyo. Si para él eres algo más que una amiga o, si al contrarrio, tiene su asignatura pendiente.

No saber tantas cosas de las que quisieras estar segura, y estar siempre con esa incertidumbre, de si es o no es.
Si quiere o no.
Si te quiere o no.

Pero es que hay veces, que entre querer y no querer, me pregunto si realmente vale la pena saber.

jueves, 20 de mayo de 2010

Nada


Nuestras respiraciones agitadas seguían un compás únicamente audible dentro de las cuatro paredes de mi habitación, pero eso no significa nada.

Cuando todo acaba dejas caer tu fornido cuerpo al lado del mío, yo me abrazo a tu cintura y tú acaricias mi cabello, susurrando palabras que se nunca se las dirás a nadie más, pero eso no significa nada.

Me duermo entre tus brazos, con ese sentimiento de que algo está increiblemente mal, pero me siento demasiado completa contigo como para dejar de necesitarte, pero eso no significa nada.

A la mañana siguiente despierto antes que tú, y te veo largo rato mientras duermes tranquilamente, detallo tu perfecta nariz, tus ojos que aunque cerrados siguen siendo hermosos, tus delgados labios, tu cabello despeinado y tu cuerpo pegado al mío, preparo el desayuno para ambos, cuando voy a colocarlo sobre la mesita de noche, veo la sortija dorada con su nombre grabado, la escondo en una gaveta y coloco la bandeja en su lugar, porque sé, que el hecho de que sea ella quien puede reclamarte como suyo no significa nada.

Desayunamos mientras charlamos ligeramente, me haces reír, y me repites constantemente lo mucho que me amas y lo hermosa que soy, yo no puedo evitar sonrojarme a pesar de habértelo oído decir tantas veces, tu sonríes y me besas de nuevo mientras recuestas mi cuerpo sobre la cama, yo me dejo llevar, porque sé que mañana esto no significará nada.

Te miró mientras recoges tu ropa regada por toda la habitación, te miró mientras te vistes y sigo viéndote cuando devuelves el anillo a donde pertenece, tu dedo anular y miro como mientras lo haces evitas a toda costa devolverme la mirada, pero no me quejo ni pronuncio palabra, porque sé que no significa nada.

Te acompaño a la puerta y nos despedimos con un beso, cierro la puerta para no verte mirar atrás continuamente mientras caminas a tu auto, corro a mi habitación y no puedo evitar ponerme a llorar cuando descubro que mis sábanas tiene tu olor, tu esencia, porque tengo que convencerme de que no significa nada.

Lloró hasta agotarme, hasta no recordar otra cosa que no seas tú, hasta sentir que este dolor es algo bueno porque eres tú quien lo causa. Me cansó de tanto pensarte, maldecir tu nombre y suplicar por ser más fuerte la próxima vez, me canso tanto que me duermo, pero hasta en mis sueños te veo, pero sé que eso no significa nada.

Los días siguientes, no te veo, pasan semanas, meses y muy poco de ti, mi vida vuelve a ser lo mismo de siempre, a excepción de las ocasionales puñaladas, cuando escucho algo de ti o veo tu fotografía, pero hace tanto que no te escucho decir mi nombre que empiezo a pensar que “nosotros” nunca sucedió, que realmente no significó nada.

Pero entonces, luego de casi un año, me despierto en mi habitación por culpa de tus caricias.

-¿Qué haces aquí?- preguntó mirando tus ojos verdes, olvidando repentinamente que yo misma te di llaves de mi casa.

-Quería verte.- me dices con esa sonrisa torcida que tanto me gusta. Comienzas a besarme.-… No.- trato de resistirme pero ambos sabemos que mi rendición no tardará mucho en llegar, porque cuando vuelves, es como si la distancia no significara nada.

Y todo comienza otra vez, me siento en un sueño cuando estás conmigo, pero vuelvo a la realidad al verte marchar, y no puedo evitar ponerme a llorar al cerrar la puerta, maldecir tu nombre, odiarte, suplicar por más valor la próxima vez, pero hoy es diferente, porque no preví que olvidaras tu chaqueta y decidieras volver con ella, no preví que me vieras llorar y maldecir y suplicar y agotarme de sentir tanto que no debería, tanto que debería ser nada.

Caminas en mi dirección, y te arrodillas delante de mí, me abrazas con excesiva fuerza, pero no me quejo porque el simple hecho de sentir el calor de tu cuerpo hace que valga la pena.

-Lo siento…- murmuras contra mi oído, notó la humedad de una lágrima, de una de tus lágrimas en mi cuello.- Lo siento tanto...- Te disculpas y oigo tu voz quebrarse, solo entonces se que todo significa nada para ti, del mismo modo que lo hace para mí, que te duele irte , pero que duele aún más saber que es inevitable volver.

-No es nada.- digo mientras te abrazó, porque después de todo…- No es nada…..-
Para nosotros esto es todo, aunque no signifique nada.

sábado, 15 de mayo de 2010

Mírame


Y lo ves, sentado con esa otra chica que no conoces, ni te interesa conocer, con sus rostros a milímetros y él tiene una mirada en sus ojos que sabes que nunca será para ti.

Y lo ves, como la toma por la cintura, como andan juntos, como hablan, o simplemente como él parece conocer a todo el mundo menos a ti, como parece interesarle el mundo entero, menos tú.

Y lo ves, riendo con ella como nunca ha hecho ni hará contigo, y ves en sus ojos la misma expresión que los tuyos cuando lo miras, porque tú lo sabes y él también: ella nunca lo querrá como él quiere, ella nunca lo notará así como él nunca te notará a ti.

Y quieres girarte, plantarle cara, mirarlo a los ojos y decirle esas palabras que harán que dejes de ser invisible y pases a ser la chica rara, la admiradora. Pero no lo haces porque sabes que eso no cambiará nada, porque sabes que él no dejará de mirarla y comenzará a mirarte a ti, porque sabes que decirlo no mejora ni empeora nada, porque sabes que hablar ya no vale, que está sobrevalorado.

Y te escondes, esperando que él no note que lo miras, de nuevo, y no lo hace, porque él ni siquiera sabe tú nombre y para ser completamente honestos, poco le importa.

Y te alejas junto con ella, tu mejor amiga, la única que sabe tu secreto, o al menos eso esperas. Y caminas, más y más lejos de él, dejando que cualquier otra cosa inunde tu pensamiento, relegándolo a esa pequeña cajita cubierta de polvo que escondes en el fondo de tu mente, esa que nunca has abierto por miedo a lo que puedas encontrar dentro.

Y te vas, y lo olvidas o al menos tratas y justo entonces, no notas como él se gira y te mira, preguntándose si tu puedes verlo, niega ligeramente con la cabeza por que para ser sinceros tú ni siquiera sabes su nombre y él cree que poco te importa.

Carta a un amigo

Solo pensarlo me aterra. Nunca creí que fuera posible llegar a este extremo, siempre pensé que éramos inseparables, como hermanos.


Pero las amistades vienen y van, algunos llegan para dejarte un lindo recuerdo que algún día te hará sonreír, otros solo vienen por poco tiempo cuando los necesitas y luego se van, siguen su camino, pero siempre te dejan algo que te hace ser una mejor persona.

Hay amigos de todos los tipos: los que ríen contigo, los que lloran contigo, los amigos de a ratos, los amigos deportistas o inteligentes, todos diferentes y todos tan importantes e irremplazables.

Están los amigos incondicionales, que por el simple hecho de contar con ellos cuando los necesitamos creemos que siempre están allí, que deberían estar allí, a veces nos volvemos posesivos, pero después de todo, no puedes decidir por alguien y si un amigo decide irse, es porque ya cumplió la meta que inconcientemente tenía

Están los amigos que nos sorprenden, porque parece que nunca están, pero cuando peor nos encontramos siempre son los primeros en aparecer, los primeros en darte un hombro para llorar, los primeros en decirte que todo estará bien.

Tú eras uno de esos, de los omnipresentes, de los que creí que me pertenecían, de los que pensé que solo yo tenía derecho de amistad; pero no, ya no estás. Tal vez me extrañes o hayas conseguido a alguien que te aprecie como yo no supe hacerlo, solo quiero que sepas que lo entiendo, siempre hay un momento donde tenemos que irnos para no volver.

Quiero que sepas que te perdono, que no hay rencores, que siempre te querré y que si algún día decides volver aquí te espero, con los brazos abiertos y una sonrisa, como siempre estuviste para mí, aunque necesitaras apoyo mucho más que yo.

Quiero que sepas que te agradezco, por todas las veces que pensaste en mí antes que en ti mismo, por todas las conversaciones interminables y algunas veces repetitivas que te hice soportar, te agradezco por nunca quejarte y siempre escucharme. Te agradezco por dejarme ver mis errores, ayudarme a corregirlos y no repetirlos, te agradezco por quererme. Te agradezco porque a pesar de yo no darme cuenta de lo mucho que te necesitaba tú si lo supiste y nunca te importó ser indispensable para mi.

Quiero que sepas que me arrepiento, por no ser tan buena amiga como tú merecías, por no corresponder con tus atenciones, por no escucharte, por ser tan atolondrada y envuelta en mí burbuja que no me di cuenta que te ahogabas y no pude ayudarte. Te pido perdón por ser tan ciega y no ver hasta ahora, que ya es muy tarde, lo mucho que te quiero y lo muy importante que has sido para mí, te pido perdón por no saber que hacer, por asumir que tú serías siempre mí soporte, que eras indestructible y que no necesitabas nada.

Ahora se que sí, que eres humano, como yo, y que todos necesitamos bajar la guardia de vez en cuando y solo dejarse llevar.

Quiero que sepas que te extraño, que te quisiera aun aquí conmigo, pero entiendo que es hora de seguir adelante, auque yo no pueda hacerlo.

Esto es para ti mi amigo inolvidable.
Esto es para ti, mi amigo que no volverá.