Cuando todo acaba dejas caer tu fornido cuerpo al lado del mío, yo me abrazo a tu cintura y tú acaricias mi cabello, susurrando palabras que se nunca se las dirás a nadie más, pero eso no significa nada.
Me duermo entre tus brazos, con ese sentimiento de que algo está increiblemente mal, pero me siento demasiado completa contigo como para dejar de necesitarte, pero eso no significa nada.
A la mañana siguiente despierto antes que tú, y te veo largo rato mientras duermes tranquilamente, detallo tu perfecta nariz, tus ojos que aunque cerrados siguen siendo hermosos, tus delgados labios, tu cabello despeinado y tu cuerpo pegado al mío, preparo el desayuno para ambos, cuando voy a colocarlo sobre la mesita de noche, veo la sortija dorada con su nombre grabado, la escondo en una gaveta y coloco la bandeja en su lugar, porque sé, que el hecho de que sea ella quien puede reclamarte como suyo no significa nada.
Desayunamos mientras charlamos ligeramente, me haces reír, y me repites constantemente lo mucho que me amas y lo hermosa que soy, yo no puedo evitar sonrojarme a pesar de habértelo oído decir tantas veces, tu sonríes y me besas de nuevo mientras recuestas mi cuerpo sobre la cama, yo me dejo llevar, porque sé que mañana esto no significará nada.
Te miró mientras recoges tu ropa regada por toda la habitación, te miró mientras te vistes y sigo viéndote cuando devuelves el anillo a donde pertenece, tu dedo anular y miro como mientras lo haces evitas a toda costa devolverme la mirada, pero no me quejo ni pronuncio palabra, porque sé que no significa nada.
Te acompaño a la puerta y nos despedimos con un beso, cierro la puerta para no verte mirar atrás continuamente mientras caminas a tu auto, corro a mi habitación y no puedo evitar ponerme a llorar cuando descubro que mis sábanas tiene tu olor, tu esencia, porque tengo que convencerme de que no significa nada.
Lloró hasta agotarme, hasta no recordar otra cosa que no seas tú, hasta sentir que este dolor es algo bueno porque eres tú quien lo causa. Me cansó de tanto pensarte, maldecir tu nombre y suplicar por ser más fuerte la próxima vez, me canso tanto que me duermo, pero hasta en mis sueños te veo, pero sé que eso no significa nada.
Los días siguientes, no te veo, pasan semanas, meses y muy poco de ti, mi vida vuelve a ser lo mismo de siempre, a excepción de las ocasionales puñaladas, cuando escucho algo de ti o veo tu fotografía, pero hace tanto que no te escucho decir mi nombre que empiezo a pensar que “nosotros” nunca sucedió, que realmente no significó nada.
Pero entonces, luego de casi un año, me despierto en mi habitación por culpa de tus caricias.
-¿Qué haces aquí?- preguntó mirando tus ojos verdes, olvidando repentinamente que yo misma te di llaves de mi casa.
-Quería verte.- me dices con esa sonrisa torcida que tanto me gusta. Comienzas a besarme.-… No.- trato de resistirme pero ambos sabemos que mi rendición no tardará mucho en llegar, porque cuando vuelves, es como si la distancia no significara nada.
Y todo comienza otra vez, me siento en un sueño cuando estás conmigo, pero vuelvo a la realidad al verte marchar, y no puedo evitar ponerme a llorar al cerrar la puerta, maldecir tu nombre, odiarte, suplicar por más valor la próxima vez, pero hoy es diferente, porque no preví que olvidaras tu chaqueta y decidieras volver con ella, no preví que me vieras llorar y maldecir y suplicar y agotarme de sentir tanto que no debería, tanto que debería ser nada.
Caminas en mi dirección, y te arrodillas delante de mí, me abrazas con excesiva fuerza, pero no me quejo porque el simple hecho de sentir el calor de tu cuerpo hace que valga la pena.
-Lo siento…- murmuras contra mi oído, notó la humedad de una lágrima, de una de tus lágrimas en mi cuello.- Lo siento tanto...- Te disculpas y oigo tu voz quebrarse, solo entonces se que todo significa nada para ti, del mismo modo que lo hace para mí, que te duele irte , pero que duele aún más saber que es inevitable volver.
-No es nada.- digo mientras te abrazó, porque después de todo…- No es nada…..-
Para nosotros esto es todo, aunque no signifique nada.