Cada cabeza es un mundo, aquí dejo un trozo del mío...

jueves, 20 de mayo de 2010

Nada


Nuestras respiraciones agitadas seguían un compás únicamente audible dentro de las cuatro paredes de mi habitación, pero eso no significa nada.

Cuando todo acaba dejas caer tu fornido cuerpo al lado del mío, yo me abrazo a tu cintura y tú acaricias mi cabello, susurrando palabras que se nunca se las dirás a nadie más, pero eso no significa nada.

Me duermo entre tus brazos, con ese sentimiento de que algo está increiblemente mal, pero me siento demasiado completa contigo como para dejar de necesitarte, pero eso no significa nada.

A la mañana siguiente despierto antes que tú, y te veo largo rato mientras duermes tranquilamente, detallo tu perfecta nariz, tus ojos que aunque cerrados siguen siendo hermosos, tus delgados labios, tu cabello despeinado y tu cuerpo pegado al mío, preparo el desayuno para ambos, cuando voy a colocarlo sobre la mesita de noche, veo la sortija dorada con su nombre grabado, la escondo en una gaveta y coloco la bandeja en su lugar, porque sé, que el hecho de que sea ella quien puede reclamarte como suyo no significa nada.

Desayunamos mientras charlamos ligeramente, me haces reír, y me repites constantemente lo mucho que me amas y lo hermosa que soy, yo no puedo evitar sonrojarme a pesar de habértelo oído decir tantas veces, tu sonríes y me besas de nuevo mientras recuestas mi cuerpo sobre la cama, yo me dejo llevar, porque sé que mañana esto no significará nada.

Te miró mientras recoges tu ropa regada por toda la habitación, te miró mientras te vistes y sigo viéndote cuando devuelves el anillo a donde pertenece, tu dedo anular y miro como mientras lo haces evitas a toda costa devolverme la mirada, pero no me quejo ni pronuncio palabra, porque sé que no significa nada.

Te acompaño a la puerta y nos despedimos con un beso, cierro la puerta para no verte mirar atrás continuamente mientras caminas a tu auto, corro a mi habitación y no puedo evitar ponerme a llorar cuando descubro que mis sábanas tiene tu olor, tu esencia, porque tengo que convencerme de que no significa nada.

Lloró hasta agotarme, hasta no recordar otra cosa que no seas tú, hasta sentir que este dolor es algo bueno porque eres tú quien lo causa. Me cansó de tanto pensarte, maldecir tu nombre y suplicar por ser más fuerte la próxima vez, me canso tanto que me duermo, pero hasta en mis sueños te veo, pero sé que eso no significa nada.

Los días siguientes, no te veo, pasan semanas, meses y muy poco de ti, mi vida vuelve a ser lo mismo de siempre, a excepción de las ocasionales puñaladas, cuando escucho algo de ti o veo tu fotografía, pero hace tanto que no te escucho decir mi nombre que empiezo a pensar que “nosotros” nunca sucedió, que realmente no significó nada.

Pero entonces, luego de casi un año, me despierto en mi habitación por culpa de tus caricias.

-¿Qué haces aquí?- preguntó mirando tus ojos verdes, olvidando repentinamente que yo misma te di llaves de mi casa.

-Quería verte.- me dices con esa sonrisa torcida que tanto me gusta. Comienzas a besarme.-… No.- trato de resistirme pero ambos sabemos que mi rendición no tardará mucho en llegar, porque cuando vuelves, es como si la distancia no significara nada.

Y todo comienza otra vez, me siento en un sueño cuando estás conmigo, pero vuelvo a la realidad al verte marchar, y no puedo evitar ponerme a llorar al cerrar la puerta, maldecir tu nombre, odiarte, suplicar por más valor la próxima vez, pero hoy es diferente, porque no preví que olvidaras tu chaqueta y decidieras volver con ella, no preví que me vieras llorar y maldecir y suplicar y agotarme de sentir tanto que no debería, tanto que debería ser nada.

Caminas en mi dirección, y te arrodillas delante de mí, me abrazas con excesiva fuerza, pero no me quejo porque el simple hecho de sentir el calor de tu cuerpo hace que valga la pena.

-Lo siento…- murmuras contra mi oído, notó la humedad de una lágrima, de una de tus lágrimas en mi cuello.- Lo siento tanto...- Te disculpas y oigo tu voz quebrarse, solo entonces se que todo significa nada para ti, del mismo modo que lo hace para mí, que te duele irte , pero que duele aún más saber que es inevitable volver.

-No es nada.- digo mientras te abrazó, porque después de todo…- No es nada…..-
Para nosotros esto es todo, aunque no signifique nada.

sábado, 15 de mayo de 2010

Mírame


Y lo ves, sentado con esa otra chica que no conoces, ni te interesa conocer, con sus rostros a milímetros y él tiene una mirada en sus ojos que sabes que nunca será para ti.

Y lo ves, como la toma por la cintura, como andan juntos, como hablan, o simplemente como él parece conocer a todo el mundo menos a ti, como parece interesarle el mundo entero, menos tú.

Y lo ves, riendo con ella como nunca ha hecho ni hará contigo, y ves en sus ojos la misma expresión que los tuyos cuando lo miras, porque tú lo sabes y él también: ella nunca lo querrá como él quiere, ella nunca lo notará así como él nunca te notará a ti.

Y quieres girarte, plantarle cara, mirarlo a los ojos y decirle esas palabras que harán que dejes de ser invisible y pases a ser la chica rara, la admiradora. Pero no lo haces porque sabes que eso no cambiará nada, porque sabes que él no dejará de mirarla y comenzará a mirarte a ti, porque sabes que decirlo no mejora ni empeora nada, porque sabes que hablar ya no vale, que está sobrevalorado.

Y te escondes, esperando que él no note que lo miras, de nuevo, y no lo hace, porque él ni siquiera sabe tú nombre y para ser completamente honestos, poco le importa.

Y te alejas junto con ella, tu mejor amiga, la única que sabe tu secreto, o al menos eso esperas. Y caminas, más y más lejos de él, dejando que cualquier otra cosa inunde tu pensamiento, relegándolo a esa pequeña cajita cubierta de polvo que escondes en el fondo de tu mente, esa que nunca has abierto por miedo a lo que puedas encontrar dentro.

Y te vas, y lo olvidas o al menos tratas y justo entonces, no notas como él se gira y te mira, preguntándose si tu puedes verlo, niega ligeramente con la cabeza por que para ser sinceros tú ni siquiera sabes su nombre y él cree que poco te importa.

Carta a un amigo

Solo pensarlo me aterra. Nunca creí que fuera posible llegar a este extremo, siempre pensé que éramos inseparables, como hermanos.


Pero las amistades vienen y van, algunos llegan para dejarte un lindo recuerdo que algún día te hará sonreír, otros solo vienen por poco tiempo cuando los necesitas y luego se van, siguen su camino, pero siempre te dejan algo que te hace ser una mejor persona.

Hay amigos de todos los tipos: los que ríen contigo, los que lloran contigo, los amigos de a ratos, los amigos deportistas o inteligentes, todos diferentes y todos tan importantes e irremplazables.

Están los amigos incondicionales, que por el simple hecho de contar con ellos cuando los necesitamos creemos que siempre están allí, que deberían estar allí, a veces nos volvemos posesivos, pero después de todo, no puedes decidir por alguien y si un amigo decide irse, es porque ya cumplió la meta que inconcientemente tenía

Están los amigos que nos sorprenden, porque parece que nunca están, pero cuando peor nos encontramos siempre son los primeros en aparecer, los primeros en darte un hombro para llorar, los primeros en decirte que todo estará bien.

Tú eras uno de esos, de los omnipresentes, de los que creí que me pertenecían, de los que pensé que solo yo tenía derecho de amistad; pero no, ya no estás. Tal vez me extrañes o hayas conseguido a alguien que te aprecie como yo no supe hacerlo, solo quiero que sepas que lo entiendo, siempre hay un momento donde tenemos que irnos para no volver.

Quiero que sepas que te perdono, que no hay rencores, que siempre te querré y que si algún día decides volver aquí te espero, con los brazos abiertos y una sonrisa, como siempre estuviste para mí, aunque necesitaras apoyo mucho más que yo.

Quiero que sepas que te agradezco, por todas las veces que pensaste en mí antes que en ti mismo, por todas las conversaciones interminables y algunas veces repetitivas que te hice soportar, te agradezco por nunca quejarte y siempre escucharme. Te agradezco por dejarme ver mis errores, ayudarme a corregirlos y no repetirlos, te agradezco por quererme. Te agradezco porque a pesar de yo no darme cuenta de lo mucho que te necesitaba tú si lo supiste y nunca te importó ser indispensable para mi.

Quiero que sepas que me arrepiento, por no ser tan buena amiga como tú merecías, por no corresponder con tus atenciones, por no escucharte, por ser tan atolondrada y envuelta en mí burbuja que no me di cuenta que te ahogabas y no pude ayudarte. Te pido perdón por ser tan ciega y no ver hasta ahora, que ya es muy tarde, lo mucho que te quiero y lo muy importante que has sido para mí, te pido perdón por no saber que hacer, por asumir que tú serías siempre mí soporte, que eras indestructible y que no necesitabas nada.

Ahora se que sí, que eres humano, como yo, y que todos necesitamos bajar la guardia de vez en cuando y solo dejarse llevar.

Quiero que sepas que te extraño, que te quisiera aun aquí conmigo, pero entiendo que es hora de seguir adelante, auque yo no pueda hacerlo.

Esto es para ti mi amigo inolvidable.
Esto es para ti, mi amigo que no volverá.