Cada cabeza es un mundo, aquí dejo un trozo del mío...

domingo, 18 de diciembre de 2011

Hechizo

Distracción lo alcanza para definir mi estado actual. Me es imposible prestar atención si continúas así, ¡Detente! Me provoca gritar, pero sería vergonzoso alertar a las demás personas en la sala de lo que está ocurriendo a pocos centímetros de ellos.

Tus delicadas manos se deslizan suavemente sobre piel, arriba y abajo, con la presión necesaria para aliviar tus tensiones y crear más en mi, observo tus dedos moverse con experticia sobre la piel expuestas, te mueves ligeramente para mejor acceso y tengo que reprimir un gruñido. Cierras los ojos y un ligero zumbido de satisfacción escapa de tus labios.

Sigues con el movimiento y yo mantengo la mirada fija en tus manos, me hipnotizan y se me hace imposible apartar la mirada. Pareces haber encontrado un punto especialmente satisfactorio y sonríes con los ojos aún cerrados. Siento que comienzo a sudar.

Tu lengua humedece tus labios y me pregunto cómo se sentirá besarte, pero sé que no sabré la respuesta, las voces se alzan un poco a mi alrededor y abres los ojos contestando alguna pregunta de quienes nos rodean, ni si quiera podría decir quien fue. Asientes con una sonrisa a lo que sea que fue dicho y casi puedo asegurar que amo tus labios.

Reanudas el movimiento que no noté se había detenido y vuelvo a quedar absorto con tus manos, pequeñas, delicadas, perfectas. Oigo un murmullo a mí alrededor y de repente noto tu mirada interrogativa en mí, siento la adrenalina en mi cuerpo al encontrarme descubierto.

-¿Mauricio, se encuentra bien?- miro en derredor y me doy cuenta que no eres tú sino que todos los presentes en la sala de conferencias me miran.
 -Sí, perfectamente.- contesto tratando de parecer calmo.
-En ese caso esperamos su propuesta para el marketing del nuevo producto.- dijo nuestro jefe tratando de esconder una sonrisa, supongo que mi observación no le ha pasado desapercibida.
 -Sí, señor.- me pongo de pie y voy al frente de la sala sin mirarte, cuando estoy frente a la junta en pleno te doy un vistazo y tus manos aún permanecen en tus hombros, suspendidas a mitad del masaje.

Me miras interrogativa y yo solo empiezo mi presentación. El hechizo se ha roto.

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